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El Mítico Benfica | #15 | Lázaro Global
Boletín en español dedicado al Sport Lisboa e Benfica.
Foto: Wikipedia
Que no quepa duda: el fútbol es el corazón del Benfica. Fue con este deporte que el club se hizo más conocido y ganó dimensión popular. Sin embargo, hubo otros deportes que ayudaron al club a crecer: el ciclismo, por ejemplo, fue esencial para dar al Benfica una dimensión nacional. La televisión en Portugal no llegó hasta los años 50 y, durante décadas, la Vuelta Ciclista a Portugal representó una de las pocas oportunidades de seguir a los atletas del club en territorio portugués. Pero a pesar del predominio del fútbol, fue del eclecticismo del club de donde surgió una de las figuras más destacadas de su historia. Probablemente la primera en adquirir una dimensión mundial, aunque no fuera por las mejores razones: Francisco Lázaro.
Foto: Em Defesa do Benfica
Era un hombre de origen humilde. Un carpintero. No sabía leer ni escribir. No tenía entrenador, ni seguía un método especialmente pensado o científico. Solía correr, después del trabajo, entre Benfica y S. Sebastião da Pedreira, disputando cada metro de la carretera junto a los tranvías. A pesar de las muchas limitaciones que la vida le imponía, no tenía temperamento para rendirse. Puede que no fuera el mejor preparado ni el más elegante en el maratón, pero nadie quería ganar más que él. Los resultados empezaron a verse.
Foto: Wikipedia
En 1908, ganó el II Maratón de Portugal (distancia de 24 kilómetros). Primera participación, primera victoria. En 1911 corrió y ganó con el escudo del Benfica y, rápidamente, se convertiría en una leyenda. Poco tiempo después empieza la ilusión en año olímpico. "Lo hizo mejor que el campeón olímpico de hace cuatro años y... ¡subiendo la Calçada de Carriche al final!". Poco más de un mes antes del Maratón Olímpico, tuvo lugar el Maratón de Portugal. Dos maratones en mes y medio. En 1912 – una época en la que no había el conocimiento que hay hoy.
Foto: Wikipedia
"O gano o muero"
Esta frase pasaría a la historia. En parte profética. 1912, año de los Juegos Olímpicos de Estocolmo, está marcado por el debut de Portugal en el evento. Lázaro fue el abanderado de la delegación portuguesa durante la ceremonia de apertura. A pesar del honor asociado a ese momento, Lázaro quería más. El hombre que se ganó el estatus de ídolo en Portugal soñaba con una medalla. El 14 de junio se celebra el maratón. La carrera tuvo lugar en un día que no sólo era inusualmente caluroso en ese país, sino que además comenzó a la hora más calurosa, a las 13:48. Sus colegas portugueses quisieron apoyarle, pero se sorprendieron al no verle entre los atletas que calentaban.
Foto: Em Defesa do Benfica
Cerca de la hora de salida, fueron a los vestuarios y lo encontraron engrasándose con sebo para evitar la pérdida de líquidos por la transpiración, según les contó. Durante la entrevista con Romeu Correia, Armando Cortesão dijo: "No tengo ni idea de dónde lo sacó Lázaro (el sebo), pero lo sacó y se estaba engrasando...". También según Cortesão, intentaron meterlo bajo las duchas y limpiarlo, pero no pudieron hacerlo bien porque la carrera estaba a punto de empezar.
Bajo el fuerte sol, a 32 grados de temperatura, Lázaro fue uno de los pocos con la cabeza descubierta entre los 68 participantes en el maratón olímpico de 1912. Más tarde, en el discurso que pronunció en su funeral, Fernando Correia dijo que le había aconsejado que se cubriera la cabeza, a lo que Lázaro respondió: "el calor no me molesta: incluso me alegro de que haya calor, porque alejará a algunos competidores".
Y la carrera empezó bien. A los quince kilómetros, Lázaro era vigésimo séptimo, a cuatro minutos del líder Renon Boissière; nunca perdió de vista al francés. Al pasar Sollentura, el lugar donde los maratonianos retroceden hasta el Estadio Olímpico de Estocolmo, Lazarus mejoró: era decimoctavo, con veinticinco kilómetros recorridos. Fernando Correia le esperaba en el kilómetro treinta y cinco. Pero Lázaro nunca llegó: "Nadie sabía nada de él [Francisco Lázaro]. Volví y, en la carretera, nos encontramos con el coche del Dr. António Feijó [embajador de Portugal en Suecia], que, enterado de la tragedia, nos estaba buscando. En el coche nos dirigimos al hospital. Nos enteramos de que el infortunado campeón había sufrido una insolación en el kilómetro 30; que el médico lo había recogido y llevado al hospital en el coche; que otras tres personas lo atendían con ternura y que, en la carretera, le habían puesto hielo en la cabeza", explicó Fernando Correia a la prensa.
En la colina de Öfver-Järva, Lázaro se desplomó. Intentó levantarse y seguir corriendo, y volvió a caer. Para siempre. Cuando llegó al hospital, le diagnosticaron meningitis, causada por un golpe de calor. Ninguna de las muchas inyecciones de agua salada que recibió le salvó. Incluso llegó a delirar, moviéndose como si siguiera corriendo una maratón. Murió a la mañana siguiente, a las 6:20.
Foto: Em Defesa do Benfica
La autopsia de Lázaro reveló que su muerte se debió a una deshidratación extrema. Portugal, país de pocos recursos, tuvo dificultades para traer a su ídolo: tardaría más de 2 meses en regresar a su país. Aunque en 1912 ya no era atleta del club, sino del Lisboa Sporting Clube, el Benfica hizo todo lo posible por traer de vuelta a Lázaro, promoviendo incluso una campaña de recaudación de fondos para construir el mausoleo donde descansa. Su espíritu inquieto permanece intacto.
El desafiante mes de abril | Episodio 37
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