El Mítico Benfica | #26 | Del subcampeón no se acuerda nadie* (Primera parte)

Boletín en español dedicado al Sport Lisboa e Benfica.

Foto: Wikimedia Commons (al centro, Luís Aragonés)

Primera parte de una reflexión sobre la temporada 2023/2024 del equipo masculino de fútbol del Sport Lisboa e Benfica.

La frase es del Luís Aragonés* - el mítico entrenador español, campeón de la Eurocopa con España en el 2008. La dijo antes de la final con Alemania - tiene tanto de sencilla como de verdadera. La Historia sólo se acuerda de los ganadores. Es cruel, pero es lo que es. Grandes equipos llegaron a finales - y nosotros, lamentablemente, lo sabemos muy bien. Esta frase define muy bien lo que ha sido la temporada 23/24 de nuestro equipo. El Benfica empezó ganando la Supercopa, pero en todo lo demás no estuvo a la altura de las expectativas generadas por la temporada anterior y por un mercado de fichajes que reveló a un club (aparentemente) ambicioso. Segundo en la liga portuguesa; eliminado de la Copa de la Liga por el Estoril; eliminado de la Copa de Portugal por el Sporting; eliminado de la Liga de Campeones; y eliminado de Europa League por el Marsella, que debe de tener uno de los peores equipos de su historia. Decir que esta temporada ha sido frustrante queda muy corto. Ha sido la confirmación de que somos un club que no está acostumbrado a ganar y que parece conformarse con esta situación: nada puede ser más antinatural cuando se habla del Benfica. Creo que hay muchas cosas que explican el fracaso de esta época y el de las últimas décadas: en este boletín hablaremos más de la dimensión cultural; en el próximo, más del fútbol.

El Benfica es un gigante: es el club que tiene más socios en Portugal - casi 400 mil; el que llena más es estadio - el suyo y el de los otros equipos; el que tiene más peñas - alrededor de 300; el que genera e invierte más dinero - de lejos. En el fútbol, esto se traduce en 8 ligas y 3 copas de Portugal en los últimos 30 años. No ganamos una competición europea hace más de 60 años y este año (como en otros) podríamos haberlo hecho. En estas décadas hemos tenido años buenos, pero fueron más la excepción que la regla. 30 años es ya un recorrido largo y es tiempo suficiente para reconocer que tenemos problemas: por un lado, de identidad; por otro, de resultados. Teniendo en cuenta lo grandes que somos, ganamos muy poco - en el fútbol y en las secciones. Si no estamos en peor situación se debe a la fuerza de nuestra afición, aunque, en los últimos días, se diga lo contrario.

Hemos vivido años traumáticos: el periodo de 1995 a 2005, nuestro Vietnam, fue durísimo. Vivimos en un miedo permanente de volver a ese tiempo. La ambición y el riesgo, que forman parte del ADN del club, pasaron a ser un problema y no una virtud. Ganamos poco y quedamos contentos con poco: se creó la mentalidad de que “no se puede ganar siempre” - lo que es verdad. Pero teniendo en cuenta lo grandes que somos (y lo que invertimos) deberíamos ganar más, mucho más. También es importante añadir que, aunque no ganemos siempre, la forma como no ganamos también es importante. Hay momentos en que no ganas por mala suerte, con el balón que bate en el palo y no entra, por ejemplo. Pero hay otros momentos, en que no ganas porque, a pesar de tener todas las condiciones, no juegas lo suficiente ni de forma estratégica. Sientes que los otros hacen más con menos recursos: lo que hemos visto en las últimas décadas no es mala suerte, es incompetencia.

Foto: Wikimedia Commons

El Benfica tiene que volver a reconectarse con su ADN y apostar en la ambición y el en riesgo (con cabeza). ¿Si podemos ser un Bayern en Portugal, por qué nos contentamos en ser el Dortmund? (Con todo el respeto por el gran Borussia).

Otro dato importante es que en los últimos 30 años hemos tenido a 5 presidentes. De esos 5, 3 han tenido problemas graves con la Justicia. Y el actual, Rui Costa, está viviendo una situación complicada a ese nivel. Esto es insostenible bajo todos los puntos de vista. Y si somos un club de socios, esto debería hacer reflexionar a los casi 400 mil socios. Hablando de la actual dirección, Rui Costa es presidente hace 3 años, pero ya formaba parte de la dirección hace más de 15; y hay gente que forma parte de la dirección que trabajó con Vieira (acusado de crímenes graves) y que sigue estando en el club. Una de las cosas buenas de la Democracia es la posibilidad de poder cambiar de protagonistas y el Benfica, lo siento, me parece menos democrático ahora de lo que era durante la Dictadura de Salazar. Sigue faltando el reglamento electoral y el proceso de revisión de los estatutos está estancado. Muchas de las promesas electorales de la actual dirección aún no se han cumplido, y sólo queda un año para que termine el mandato. Además, un club que genera casi 1000 millones de euros en ventas de jugadores y sigue teniendo un pasivo elevadísimo tiene un problema. Tenemos que entenderlo y resolverlo.

Por último, el club de socios tiene que ser realmente el club de los socios: y para tomar las mejores decisiones, los socios tienen que estar bien informados. Por desgracia, en el Benfica se comunica muy poco con sus socios, que no son más que clientes. Comunican poco y sólo cuando les conviene; defienden más fácil y rápidamente a la directiva de las acusaciones de la justicia que a los aficionados, que son maltratados en muchos estadios de Portugal. Dejan quemar al entrenador durante meses (Schmidt, Jesus, Lage..), pero quien toma las decisiones parece sobrevivir siempre a los procesos de renovación dentro del club. El Benfica no crece porque no aprende de sus errores. No aprende y me parece que tampoco quiera hacerlo. Si esto, en cuanto benfiquista, no te pone los pelos de punta, entonces el Benfica está en una situación aun más crítica de la que se supone.

La unidad entre los socios es importante, sin duda, pero si hay un club que no puede quejarse de falta de apoyo, es el nuestro. Nuestros socios y aficionados hacen enormes sacrificios para apoyar a nuestros equipos. Al contrario de lo que se dice, el Benfica se construyó sobre la discordia, sobre el enfrentamiento entre visiones y sensibilidades diferentes. Y eso no tiene nada de malo, siempre que la discusión sea tranquila y elevada. La próxima asamblea general será muy importante porque nuestro club se encuentra en una encrucijada importante, con nuestros rivales cambiando para mejor y nosotros insistiendo con las mismas personas y las mismas ideas. Ojalá discutamos y reflexionemos con seriedad y “à Benfica”.

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