El Mítico Benfica | #6 | Bela, el Revolucionario - II

Boletín en español dedicado al Sport Lisboa e Benfica. 

2.º de tres boletines dedicados a Béla Guttmann. La llegada a Portugal y la Gloria en el Benfica.

BELA, EL REVOLUCIONARIO - II

Guttmann llega a Portugal el 1 de noviembre de 1958 para entrenar el Futebol Clube do Porto. En Oporto, una temporada fue suficiente para ganar el campeonato nacional y, cuando el club lo celebraba, para sorpresa de los directivos del norte, el entrenador húngaro ya tenía una casa alquilada en Lisboa y un compromiso con el Benfica. Guttmann, astuto como siempre, entendió que en el Benfica estaría más cerca de ganar, y firmó un contrato con cifras muy altas para la época.. Cuando llegó el momento de firmar, se dice que entonces también exigió la inclusión de un premio por ganar la Copa de Campeones. Los directivos del Benfica se rieron. Para ellos, un triunfo europeo así era impensable. Guttman pidió 200 mil escudos. "¡Oh, hombre no pongas 200, pon otros 100!". Guttman pensó que era una buena idea. Fueron 300 mil escudos. Y acabó ganando dos copas de los campeones.

En 1961 llega a su primera final de la copa de los campeones de Europa, tras haber eliminado al Hearts de Escocia; el Uipest de Hungría;  en cuartos enfrenta al AGF de Dinamarca; y en semifinales derrota al Rapid de  Viena, de Austria - en ese momento, Austria era una gran potencia del fútbol europeo, que lo diga la selección portuguesa que había sido derrotada, años antes, por la selección austriaca por 9 goles. 

En la final, disputada en Berna, y todavía sin Eusebio, el Benfica encontraría a otro gigante del fútbol mundial: el Fútbol Club Barcelona. En ese equipo jugaban tres referencias del fútbol húngaro: Czibor, Kocsis y Kubala; los españoles Suárez y Garay; y el brasileño Evaristo.  

El Benfica jugaría esa final con Costa Pereira, Mário João, Ângelo, Germano, Cruz, Cavém, Neto, Mário Coluna, José Augusto, Santana y José Águas. 

La final de los palos cuadrados, que está disponible en YouTube, fue un partido emocionante. El Barça se queja de la mala suerte y cree, probablemente con razón, que si los palos fueran redondos habría ganado el partido.

He visto la final y hay que destacar a 2 jugadores: Germano hace un partido extraordinario y Mario Coluna, especialmente en el segundo tiempo, es el jugador con ritmo, pase y gol, que inclina el partido a favor del Benfica. 3-2 y llega la gloria eterna en un partido con un fútbol moderno que define lo que es el Benfica: Puede que no sea el equipo más fuerte, pero tiene la capacidad de convertir la debilidad en fuerza y superar a rivales temibles. 

En el año siguiente, el Benfica vuelve a jugar la final, pero ahora en Ámsterdam, frente al gran equipo europeo, el Real Madrid de Gento, Puskas y Di Stefano. Antes ha eliminado al Austria de Viena; el Nuremberga (ganando 6 - 0 al campeón de Alemania) y al Tottenham. La alineación del Benfica es igual al de la final del 61 con un cambio: sale Santana y entra Eusébio da Silva Ferreira, la Pantera Negra. En el primer tiempo, gana el Madrid, 3-2. En el vestuario Guttmann, astuto como siempre, dice: “vamos a ganar porque ellos están viejos y cansados”. Y en el segundo tiempo se nota perfectamente que el Madrid no aguanta el ritmo del Benfica que marca 3 goles: 1 de Coluna e 2 de Eusébio.  El Benfica y Guttmann son bicampeones de Europa.