El Mítico Benfica | #7 | Bela, el Revolucionario - III

Boletín en español dedicado al Sport Lisboa e Benfica.

3.º de tres boletines dedicados a Béla Guttmann. La "Maldición" (que no existe).

BELA, EL REVOLUCIONARIO - III

A Guttmann, un trotamundos que tuvo una carrera increíble y que ayudó a convertir el fútbol, sólo se le conoce por la “maldición”. Maldición entre comillas. Al pesquisar en google la primera opción que aparece cuando buscas por su nombre es “Bela Guttmann maldición”.

Cada vez que el Benfica llega a una final europea, muchos aficionados señalan la "maldición de Béla Guttmann" como una de las causas de sus fracasos. La mayoría lo hace en broma, por supuesto, pero lo hacen de todos modos. Peor aún, Béla Guttmann suele ser ofendido cuando el tema es una final europea perdida, lo cual es claramente injusto.

Pero bueno, hablemos de la maldición. Lo que tenéis que saber sobre la maldición es muy sencillo: no existe maldición. Punto.

De un mal entendido, o mejor, de una historia mal contada, surgió un historia que solamente sirve para crear frases impactantes y generar desconfianza. Y los medios de comunicación, ávidos de historias que vender a sus clientes, están dispuestos a estimularlas.

Cuando el Benfica ganó la Youth League, se volvió a recuperar ese mito que no corresponde a la realidad. Muchos decían: “terminó la maldición”. Bueno, no se puede acabar algo que ni siquiera ha empezado. Y es lamentable que se desprecie el papel y la influencia de una de las mayores figuras no solamente de la historia del club, sino también de la historia del fútbol.

Se dice que Guttmann, en 1962, recién convertido en bicampeón de Europa y aburrido por no haber renovado su contrato, dijo, al dejar el Club, entre alusiones al aburguesamiento de los jugadores, que el Benfica no volvería a ser campeón de Europa en los próximos cien años.

Solamente en 1988, cuando el Benfica vuelve a una final de la Copa de los Campeones frente al PSV Eindhoven, el periódico "Gazeta dos Desportos" recuperó esa historia. Curioso que en las finales de 1963, 1965, 1968 y 1983 nadie haya hablado de ninguna maldición.

Pero volvamos a Bolchover que afirma, en la biografía de Guttmann, que no existe ninguna prueba documental que apoye la veracidad de que Guttmann haya pronunciado alguna vez algo relacionado con la "maldición". Pero, claro, es más fácil seguir explotando la leyenda convirtiéndola en hecho y así alimentar la venta de periódicos y de transmisiones en la tele. A lo largo de los años, la historia se repetía siempre que el Benfica llegaba a una final: en 1990, en la final de Viena contra el poderosísimo Milan; y en 2013 y 14 cuando llegó a la final de Europa League.

La salida de Guttmann del Benfica no se decidió en el verano de 1962, ni mucho menos en contra de los deseos del entrenador. El 10 de mayo, una semana después de la victoria ante el Real Madrid, el periódico O Benfica ya anunciaba el fin de la vinculación con el técnico húngaro. A pesar de haber mucha gente que quería su permanencia, Guttmann ya había decidido su futuro. Creía que 'El tercer año siempre trae imprevistos y casi siempre es mortal para un entrenador'.

La relación con el club continuó a ser la mejor posible, como el propio Guttmann explicaría en una entrevista al “Mundo Desportivo”:

Las relaciones con el Club son las mejores, y para los jugadores sigo siendo el 'abuelito', mientras que estoy extremadamente agradecido a las masas de socios y aficionados por las demostraciones de amistad que he recibido durante mi estancia en Lisboa.

A lo largo de los años, Béla Guttmann profesó varias veces su amor por el Benfica, en público y en privado, deseando nuevas conquistas europeas para el Club. Es conocida la carta enviada a José Águas, en marzo de 1963, en la que el húngaro deseaba que el Benfica ganara la Copa de Europa por la tercera vez”.

También ha dicho al periódico “A Bola”: "

El Benfica, en este momento, está bien servido y no me necesita. Ganará el Campeonato Nacional y volverá a ser campeón de Europa.

Y hay otro dato importante: Guttmann volvería al club en 1965, lo que demuestra que Guttmann no estaba resentido con el club. Pero ahora no ganaría ningún título. Entre 1959 y 1970 el Benfica tuvo a 11 entrenadores, lo que significa que el nivel de exigencia era altísimo: un entrenador podía ganar todo en Portugal, pero si no ganaba en Europa era sustituido.

Que quede muy claro: la relación de Guttmann con el Benfica siempre fue de respeto y de afecto. Y que se comprueba a través de varias declaraciones del húngaro, fallecido en 1981, a lo largo de los años, pero creo que es justo destacar esta:

¿Llueve? ¿Hace frío? ¿Hace calor? Qué importa, aunque el juego sea en el fin del mundo, entre las nieves de las montañas o en medio de las llamas del infierno. Por tierra, por mar o por aire, allá van, los aficionados del Benfica detrás del equipo... ¡Gran masa asociativa, incomparable, extraordinaria!